- Gerardo Javier Garza Cabello
Esta bien estar triste
Mañana tendremos otros nombres, otras historias, otras vidas... las vicisitudes que transcurren nuestro tiempo se volverán personajes irreconocibles de una comedia perpetua que avanza cíclicamente como las manecillas de un reloj

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“porque al final, mi más grande manifestación de amor hacia ti, ha sido dejarte ir.”
Azul indigo
Un día sin dadnos cuenta, te volviste una extraña, las conversaciones se fueron llenando de una formalidad casi jurídica, el dialogo se volvió un separar el catalogo de cosas que fuimos juntando, me dolió mucho menos desprenderme del auto que del espacio en tu habitación, y sin querer, se fueron también separando los recuerdos, cuales te quedabas tú, cuales me quedaba yo, decidí dejar para mi los mas tristes, como para formarme un decálogo de cosas que no quería volver a vivir jamás. Los hijos, el perro, los hábitos, esos se salvaron del pleito, esos subsistieron al temblor.
Y encuentro terriblemente optimista llamarle a esto un pleito, la verdad es que nos hizo tanta falta la bronca, un día solo decidimos seguir caminos separados, sin tanto drama, sin derramar bilis del coraje, tome mis cosas, tomaste las tuyas, nos hicimos un calendario y perseguimos nuevos rumbos, creamos también la ilusión de mantenernos amigos, tan amigos como pudiéramos, yo no sabía que las utopías colapsan invariablemente, y juzgando ya en un tiempo futuro que acumulo mucho polvo, tengo que reconocer que a la amiga si la extraño miserablemente, antes de las cuentas y los impuestos y la enajenación de todo lo material, mi amiga de alcobas vacías en una casa que se llenaba solo con nosotros 2, un pino de navidad improvisado, latas en la alacena, rincones en los que aun vive algo de ti, algo de mí.
El tiempo puede ayudarte a curar o empeorar todo lo que sientas, se van acumulando circunstancias que te alejan o te acercan al abismo ese, de pensamientos que te surcan la cabeza y el alma, por lo general se van envenando la memoria, cuando se combinan las promesas que jamás pensaste se romperían, con el jodido ego que te traiciona y te pisotea, porque en mucho menos tiempo del que te imaginas, esa colchón en el que iniciaste un hogar, olera a alguien mas, contara otras historias.