- Gerardo Javier Garza Cabello
Nadie es de nada, nada es de nadie

A veces me gustaría volver a ese tiempo, dar un vistazo, vestir esa piel un día o dos, porque créeme que no recuerdo cuanto amor se respiraba en ese lugar, me cuestiono a la distancia, el porque no nos fue posible poner esa historia por delante y luchar un poco al menos por rescatar lo que en aquel momento resulto imprescindible y eterno, porque créeme, cuando veo parejas de gente muy vieja nos sigo viendo juntos, seguía, bueno… porque ya he dejado ir tantas cosas, que se me revolvió toda la línea de tiempo, de emociones, veo fotografías y no puedo reconocer la mirada de ese chico, que se veía en realidad enamorado de la vida, de ti.
El tiempo puede ayudarte a curar o empeorar todo lo que sientas, se van acumulando circunstancias que te alejan o te acercan al abismo ese, de pensamientos que te surcan la cabeza y el alma y poco a poco engañan a la memoria, cuando se combinan las promesas que jamás pensaste se romperían, con el jodido ego que te traiciona y te pisotea, porque en mucho menos tiempo del que te imaginas, esa colchón en el que iniciaste un hogar, olerá a alguien más, contara otras historias, vera nacer otros sueños.
Y es irremediable detener ese proceso, me hubiera gustado vivirlo antes de que sucediera, en mi imaginación, y sentir como se me retorcía el estomago por nada, por un supuesto, por una variable mas que me detuve a desmenuzar, pero ese ejercicio necio de crear escenarios es también un volado, puedes en tu entusiasmo por vivir todo lo que podrías vivir, también recordar las cosas buenas, las cosas hermosas, las imprescindibles, tu aroma por ejemplo, que no se quiere ir a ningún otro lado que no sea mi maldita memoria, luego sin querer, te verías sumido en un mar de lo bueno que seria volver a trenzar tu cabello, con lo nauseabundo que seria verte por ahí, de la mano de alguien más.
Pero al final nada es ni nada fue mío, decir mi mujer te hace sentir una especie de autoridad muy cretina, porque te lo dices tantas veces y a tantas personas en tantos escenarios, que ya es te fuiste creando y creyendo un contrato eterno e irrevocable, de propiedad y derecho, no podrías estar más equivocado si crees esto, nadie es de nada, nada es de nadie, y lo terminamos aprendiendo de la peor manera posible, porque las lecciones mas dolorosas, siempre tienen algo que ver con las personas que mas amamos.